Son términos que no pueden estar más de moda, aunque casi todos confundimos lo que es retro y lo que es vintage. Quizás la confusión se deba a que ambos estilos evocan tiempos pasados. Pero retro y vintage no son exactamente lo mismo. ¿Qué diferencias hay entre uno y otro? Atentos, que os lo contamos.
Lo vintage. Cuando se trata de piezas originales, si han sobrevivido al menos veinte años desde su creación, hablamos de estilo vintage. Y pueden ser muebles, prendas de vestir, objetos decorativos, e incluso instrumentos musicales, automóviles, libros, fotografías, o aparatos de radio. Aunque no se catalogan aún como antigüedades, las piezas de estilo vintage sí tienen cierta edad, suelen ser creaciones de entre los años 70 y los años 20, y son objetos de calidad, diseñados y fabricados en la época a la que pertenece su estilo.
Si hablamos de creaciones de grandes diseñadores, que se conservan en muy buen estado, y que tienen un gran valor económico, encontraremos esta clase de accesorios y muebles más selectos en estudios de decoración. También podemos encontrar piezas vintage originales en tiendas de segunda mano: piezas únicas, de mejor calidad que los muebles fabricados hoy, por un buen precio. Y por supuesto, están las piezas heredadas de nuestros antepasados, seguramente las que más valor sentimental tengan. Eso sí, un detalle a tener en cuenta: lo vintage no es un objeto simplemente viejo, tiene que aportar algo estéticamente.
Lo retro. Aquellos muebles, ropa, objetos decorativos o accesorios nuevos, que evocan tiempos pasados, pero que han sido fabricados hoy, son estilo retro. Lo retro es emplear la estética de otra época, con objetos hechos ahora, eso sí, conservando el estilo de otras décadas, como la de los 50, los 60 o los 80. Objetos nostálgicos que remiten a la estética del pasado, y que muchas veces son réplicas de otros de la última mitad de siglo pasado.
En cualquier caso, lo retro y lo vintage, están de moda. Por tratarse de muebles, accesorios y piezas que llaman la atención, con un acento único y que hablan por sí mismas. Y es que, aunque pertenezcan y remitan a la estética de tiempos pasados, podría decirse que lo viejo es moderno y marca tendencia.